Retomamos las publicaciones en nuestro blog con un texto muy personal . El pueblo de Palacios del Sil y su entorno como escenario, con muchas referencias a sus brañas y sus parajes.
Un homenaje a esas madres luchadoras, y a esas familias numerosas de antaño.
COSAS DE MI MENTE (L.L.M.)
Todo comenzó así un día,
cuando el hambre ataca y no te queda salida.
La emigración siempre está al día.
Era joven todavía, cuando cogió el autobús
que a Laciana la gente traía.
Asturiana de solera, trabajadora incansable,
para dar de comer a sus hijos,
mejor persona no había.
Por consejos de antaño, a Palacios llegó un día,
para casar con un hombre que algunos años le sacaba,
pero ya tenía curtida su vida,
Perdió a su hermano quedido, que ni treinta años tendría.
Tenía que trabajar sus tierras, sus prados todos los días,
Para regar PEÑA GRADA un “banzao” había.
No se le ocurrió mejor idea que secar la presa que de entrada había.
Cual fue su sorpresa , que ni él se lo creía,
ver saltar tantas truchas, ¡que donde las metería!
Y así poquín a poco, fue pasando su corta vida.
Ella tuvo que tirar para delante,
hasta que el mayor de sus cuatro hijos se puso a trabajar un día.
¡Que contenta se puso ella!
Que cuando sabía que venía su hijo,
los otros que esperaban con ella en la plazuela,
Los mandaba corriendo calle abajo, ¡ la calle de la alegría!
Los domingos, había baile en la plazuela ,
por cierto en una piedra muy grande,
ponían una gramola con tangos de Gardel
Que de Buenos Aires trajo una cuñada suya.
Para llegar de día a la braña, que en el Campo Cuevas teníamos,
tenía que salir de noche y a la hora del alba ya estábamos arriba.
Después de hacer sus quehaceres, a los arándanos íbamos,
y que mejor sitio que a los Papolas de abajo, un llano maravilloso.
Una vez de vuelta a casa, y de verano que era,
no podía faltar la siesta en el portal ,
el pan nuestro de cada día.
Otro día para Pedroso, otro valle maravilloso,
que por cierto todos dicen, tiene su guarida el viejo oso.
Y por último quiero decir,
que el que escribe siempre quiso ir a los Pozos de Chozuelos,
que algunos entendidos dicen,
que sus ojos son los ojos del mar inmenso.